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viernes, 25 de julio de 2014

CARTA AL ASESINO DE LOS NIÑOS DE GAZA




Dedicado a los niños de Gaza y todas las guerras.

Hombre el derecho de nacer vivo
se te fue concedido por gracia,
sin habértelo ganado o merecido..

Alguien se jugó por ti,
y te cobijó en su vientre.
Alguien decidió dejarte vivir.
Alguien te alimentó
y te exoneró de morir.
Alguien lloró con tu dolor,
y se extasió con tu sonrisa.

Ese ser que destruiste hoy,
esa vida que hoy cegaste,
fue concebida como la  tuya con
amor, con esperanza, con fe y sacrificio.

La madre que hoy llora sobre
el cuerpo muerto de su hijo,
esperó por él, de igual manera
que tu madre lo hizo por ti, solo
para poder arrullar en sus brazos
sus propios sueños, su esperanza,
su descendencia; pero tú, inclemente,
y arrogante, le arrebatas sus sueños,
su felicidad, su esperanza
 y su  razón de vivir.

Nada te hace diferente, o superior
a esos, tus llamados “ enemigos”.
y aunque te duela reconocerlo,
la verdad es siempre la misma,
del mismo barro que él, provienes.

La diferencia, sabes? la hace tu ceguera.
¿Cómo puedes ser tan ciego e ignorante?
no puedes encontrar a tu Dios
con tus manos manchadas de sangre.

Hombre, tú, el que vidas destruyes,
la muerte impune sembrada por tu mano
nunca jamás será sinónimo de libertad. 

©Libia A. Quintero Usma

viernes, 18 de julio de 2014

Cuando yo me vaya


Cuando yo me vaya, no quiero que llores,
quédate en silencio, sin decir palabras,
y vive recuerdos, reconforta el alma.

Cuando yo me duerma, respeta mi sueño,
por algo me duermo; por algo me he ido.

Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada,
y casi en el aire, con paso muy fino,
búscame en mi casa,
búscame en mis libros,
búscame en mis cartas,
y entre los papeles que he escrito apurado.

Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco
y puedes usar todos mis zapatos.

Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,
y cuando haga frío, ponte mis bufandas.
Te puedes comer todo el chocolate
y beberte el vino que dejé guardado.
Escucha ese tema que a mí me gustaba,
usa mi perfume y riega mis plantas.

Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima,
corre hacia el espacio, libera tu alma,
palpa la poesía, la música, el canto
y deja que el viento juegue con tu cara.
Besa bien la tierra, toma toda el agua
y aprende el idioma vivo de los pájaros.


Si me extrañas mucho, disimula el acto,
búscame en los niños, el café, la radio
y en el sitio ése donde me ocultaba.

No pronuncies nunca la palabra muerte.
A veces es más triste vivir olvidado
que morir mil veces y ser recordado.

Cuando yo me duerma,
no me lleves flores a una tumba amarga,
grita con la fuerza de toda tu entraña
que el mundo está vivo y sigue su marcha.

La llama encendida no se va a apagar
por el simple hecho de que no esté más.

Los hombres que “viven” no se mueren nunca,
se duermen de a ratos, de a ratos pequeños,
y el sueño infinito es sólo una excusa.

Cuando yo me vaya, extiende tu mano,
y estarás conmigo sellada en contacto,
y aunque no me veas,
y aunque no me palpes,
sabrás que por siempre estaré a tu lado.

Entonces, un día, sonriente y vibrante,
sabrás que volví para no marcharme.

De el libro "En voz baja"
www.carlosboaglio.com.ar