Dios ha puesto 3
grandes fuerzas en el corazón del ser humano: Los Sueños, la voluntad y la
fuerza.
Los sueños nos
dicen: “Yo quiero llegar a” “Yo quiero tener” “Yo quiero ser”
La voluntad nos
afirma: “No me rindo, yo sé que puedo”
La fe nos susurra
“no temas, ya está hecho, solo tienes que quererlo”
Los sueños nos
llevan a volar tan alto como lo están las estrellas.
La voluntad hecha
de persistencia y tenacidad nos busca la manera de salvar los obstáculos y
siempre está diciendo: “Llego por que llego” “Porque Yo lo quiero”
La fe es el
cayado en que nos sostiene en los momentos críticos de la travesía, nos
mantiene serenos en medio de la tormenta y nos dice: Confía, todo estará mejor
mañana.
Los sueños se
elevan a veces muy alto, pero no hay nada imposible para una voluntad férrea y
una fe inquebrantable, ejemplo de ello nos dan aquellos hombres que inventaron
el avión, aquellos otros que llegaron a la luna, esos teléfonos modernos que
nos permiten ver y conversar con alguien que está muy, pero muy lejos, por
nombrar unos pocos, todas y cada una de la invenciones nos dan testimonio de
ello.
Quiero dejarles
hoy con estas palabras: tu voluntad y tu fe las moldeas tú y llegan a ser tan
fuertes como tú quieras.
Los sueños dependen de ti, de cómo y cuando
los quieras alcanzar.
No permitas que
nadie te destruya los sueños, haz caso omiso de aquellos ignorantes que se
burlan de lo absurdo de tu sueño.
Empieza una y otra vez, allí donde tú estás, porque grandes proyectos
empezaron como un sueño y se convirtieron en realidad gracias a la voluntad, la
fe y la paciencia.
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