Siempre he creído que debemos trabajar arduamente en un proyecto fabuloso: la auto-superación.
Estamos llamados a ser mejores cada día. Solo para ser consecuente con dos dichos que rezan “Si no te gusta lo que ves, cámbialo”, “Si quieres cambiar el mundo empieza por mejorarte a ti mismo”. La practica de las virtudes es una de las cosas que nos ayudan a ser mejor personas, y si no es que llegamos a ser muy buenas personas,por lo menos trabajamos en mantener nuestras debilidades y defectos bajo control y con la posibilidad de majorarles.
Castidad: No abuses del sexo, para que no te empalague ni te fastidie y que nunca afecte la paz o reputación ya sea propia o ajena.
Compasión: Conduélete del que sufre, ayuda al necesitado, comparte no solo tus bienes materiales, hay quienes sufren soledad y silencio.
Fortaleza: Se firme en las dificultades, constante en la búsqueda. Afrontar con valor los riesgos.
Generosidad: Cultiva el habito de dar y entender a los demás. No te quedes corto en tu sonrisa, se pronto para extender tu mano a quien lo necesita.
Honradez: Actúa de manera justa, recta e integra; que no haya en tu acciones engaños, falsedad o intensión de perjudicar a ningún otro.
Humildad: No te ufanes de los que tienes o sabes. No te muestres arrogante ante ninguno, toda superioridad es apariencia. Imita a Jesús y Sócrates.
Justicia: No hagas mal, es tu deber darla a cada uno el beneficio que merece. Respeta las ideas que son diferentes de las tuyas.
Limpieza: No toleres la impureza o el desaseo en el cuerpo, la ropa o la vivienda.
Misericordia: Se compasivo con el que sufre, se benévolo con el que te ofende, se justo en el juicio o el castigo. Mejor aun abstente de enjuiciar pero jamás te niegues al perdón.
Orden: Que todas tus cosas tengan su sitio y se cumplan a su tiempo.
Paciencia: Soporta las contrariedades y, o las adversidades con entereza, sin lamentos y sin perder la calma.
Perseverancia: Determinación de llevar a cabo lo que debes y solucionar sin falta lo que hay que resolver.
Productividad: No malgastes tu tiempo: crea, inventa, arregla, modifica pero no te quedes inútil, perezoso, e innecesario.
Prudencia: Reflexiona antes de dar tus pasos o de abrir tu boca. Se discreto en tus hábitos, actúa de forma justa, adecuada y con cautela.
Templanza: Modera la atracción por los placeres, es el dominio de la voluntad sombre el instinto. No comas hasta la pesadez y no bebas hasta la exaltación.
Silencio: No hables sino lo que puede beneficiar a los demás o a ti mismo. Evita la conversación trivial y no hagas chismes o denigres de quien no puede defenderse.
Sinceridad: No engañes que hace daño. No mientas que nada queda oculto bajo el sol. No guardes silencio cuando se precisa la verdad. Que tus acciones sean consecuentes con tus palabras.
Sobriedad:Evita los extremos.
No alimentes el rencor por las lesiones pasadas, y si haz de amargarte por ello que sea tanto como crees que se lo merecen esas acciones.
Tranquilidad: No te molestes por bagatelas, o por accidentes comunes o inevitables. Que nada te turbe, que nada te espante.
Tranquilidad: No te molestes por bagatelas, o por accidentes comunes o inevitables. Que nada te turbe, que nada te espante.